La presidente electa de Honduras, Xiomara Castro, sostuvo que hoy «inicia el Gobierno del pueblo», en un mensaje que difundió en Twitter a horas de su asunción en el Estadio Nacional de Tegucigalpa que abrió temprano sus puertas al público y ya se encuentra casi lleno.
«Doce años de lucha y doce años de resistencia. Hoy inicia el Gobierno del pueblo. ¡Buenos días, Honduras!», expresó Castro, de 62 años, esposa del expresidente hondureño Manuel Zelaya, quien fue derrocado el 28 de junio de 2009.
«Esta es mi Honduras, su gente, sus valores y sus riquezas. Dejemos atrás el pasado oscuro para renacer y mostrar al mundo lo que verdaderamente somos. Juntos haremos nuestra Patria aún más grande», tuiteó Castro.
La mandataria asumirá el poder hacia el mediodía local (12 de Miami), en un acto en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, en la capital hondureña, que abrió sus puertas desde la madrugada.
Miles de hondureños procedentes de diferentes regiones del país comenzaron de manera ordenada a hacer largas filas desde las primeras horas del día para asistir a la toma de posesión de la dirigente que el 28 de noviembre pasado arrasó en la elección con el 51% de los votos.
Previo a ir al estadio, la primera mujer en llegar al poder en Honduras asistirá a una misa en la basílica de Suyapa.
Al menos 40 líderes mundiales asistirán a la ceremonia, entre ellos las vicepresidentes de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y de Estados Unidos, Kamala Harris, el rey de España, Felipe VI, y autoridades de varios países.
Castro sucederá en la presidencia a Juan Orlando Hernández, del conservador Partido Nacional, quien ejerció desde 2014 y anoche se despidió con un mensaje en cadena nacional de radio y televisión en el que resumió lo que para él fueron los principales logros de su mandato y le deseó «lo mejor» al nuevo Gobierno.
Entre los desafíos de la líder de izquierda están la pobreza, la migración, el narcotráfico y la corrupción, mientras intenta apagar una crisis en el Parlamento que amenazó su liderazgo.
Dos facciones rivales de su partido Libre decidieron elegir cada una a su propio presidente del Congreso, generando una crisis.
El diputado rebelde Jorge Cálix, respaldado por los opositores de derecha, Partido Nacional y Partido Liberal, se proclamó jefe del Legislativo, con el apoyo de más de 70 de los 128 miembros del Congreso, incluida una veintena de disidentes de Libre.
Pero Luis Redondo, quien cuenta con el apoyo de Castro, consiguió su elección con 40 legisladores titulares -30 de ellos de Libre- y un número similar de suplentes. Ya fue invitado a presidir la ceremonia de toma de mando.
Para apagar la crisis, la mandataria electa ofreció a Cálix el puesto de Coordinador de Gabinete en el gobierno, pero todavía no hubo una respuesta.